La fabada asturiana de Laurel destaca por la selecta materia prima que sustenta el plato, incluido el compango y la atinada elaboración. Las alubias (fabes asturianas D.O.) sobresalen por su altísima calidad: hollejo imperceptible, cremosas al máximo y sabor inigualable. El compango es un tanto atípico: se compone de pequeñas morcillas y chorizos individuales, que destacan por su extraordinaria jugosidad y un sutil ahumado, lo que es digno de agradecer. El lacón es sustituido por tocino ibérico que se deshace en boca impregnándola de excelsitud.

El caldo, aderezado con aceite de oliva y perfumado ligeramente con azafrán, es suave y poco graso, perfectamente ligado y tiene carácter sin llegar a aproximarse al exceso.

Para sacar el mayor partido posible, calentar a fuego dulce, sin que hierva, moviendo constantemente, e incorporar sobre la lata un poco de agua, para aprovechar todas la sustancia y darle un poco más de caldo al cocido.